La Nueva Crèmerie

Este sitio ya no es lo que era

2/10/2007

Ser Feliz

Interesante artículo:

Dinero y Felicidad

A mí el dinero no me interesa tanto (si me interesase no haría lo que hago), pero esto da que pensar sobre otras cosas. Me gusta el punto de vista comparativo: "soy más feliz si tengo más que tú". Está bien, pero me parece aplicable sobre todo a los hombres (incluyendo, por supuesto, a esos hombres sin pene a los que se refería el analandés). Un hombre quiere poseer más que su vecino, SER más.

Pero los hombres me aburren, hablemos de las mujeres (y de este grupo excluiremos a todos los hombres sin pene). Las mujeres ven afectados sus juicios por lo que yo llamo el "factor de refuerzo", que les hace interesarse por todo aquello que ya es apreciado por otras mujeres. La función que define el "factor de refuerzo" de una mujer es directamente proporcional al interés que el objeto suscita en sus homólogas, pero también lo es al cuadrado de la cercanía personal a ese grupo de mujeres previamente interesadas, más su número. De esta manera, tendríamos que:

R = I(C+N)^2

Donde:

R es el factor de refuerzo
I es la cantidad media de interés suscitado en otras mujeres
C es la cercanía media de las otras mujeres interesadas
N es el número de mujeres interesadas

La fórmula está simplificada utilizando medias para hacerla más comprensible. El verdadero factor se calcula como un sumatorio de factores individuales para cada una de las mujeres interesadas en el objeto.

Es jodido, porque según esto, una mujer no ansía tener más que los demás, sino que quiere tener aquello que tienen los demás. Sin embargo, os diré una cosa: las matemáticas no sirven para explicar a las mujeres. No os dejéis engañar.

Yo no soy un misógino. Yo admiro a las mujeres, y me cago en todo aquel que las odia. Eso sí, no me gustan las mujeres que quieren parecer hombres, ni nadie que no acepte lo que es natural e inevitable. Yo no niego lo evidente, ni lo inevitable: para ser feliz, las necesito a ellas.

2/01/2007

Resurrección

Todo cambia. La vida es así. Y como dijo el analandés, morimos para resucitar.

Uno de los clásicos se reencarna en sí mismo, y ya no es lo mismo:

Teatro Mágico de Vemga

Vemga! a disfrutar!