La Nueva Crèmerie

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5/24/2006

La peculiar argumentación del amigo Corralba

Hace pocos días escuché de nuevo, en boca de un amigo cercano, unas palabras que ya había oído hacía tiempo. Se trataba de la curiosa filosofía que un compañero del colegio trató de transmitirme una vez. Os contaré parte de su historia.

Salíamos de clase de Matemáticas después de que la profesora hubiese leído en voz alta las calificaciones del examen de la semana anterior. La muy perra se había dedicado a leer lentamente el nombre y apellidos de cada alumno, para seguidamente anunciar su calificación de forma tajante. Acostumbraba a realizar una pequeña pausa entre nombre y nota cuando se trataba de un suspenso, sin olvidar una mirada asesina dedicada al condenado, de esas en las que sólo los ojos se levantan del papel, cuando pronunciaba los decimales: "Corralba García, Gonzalo... cero con sesenta y cinco". Este gesto solía desarmar al pobre infeliz que notaba no sólo la mirada de la maestra, sino las de casi toda la clase clavadas en él.

"Corralba, eres gilipollas", le dije sin delicadeza, "Podrías haber aprobado si te lo hubieses mirado por encima. Lo llevas claro, ¿por qué no te lo curras un poco?". Él me miró con una sonrisa, y sin pensar demasiado en la respuesta contestó: "¿Para qué estudiar? Mañana me puede pillar un coche y ahí se acabó todo". Después de decirlo se quedó tranquilo, con una expresión confiada, como si hubiese resumido el mundo en una frase. Creo que había pensado mucho en ese argumento, pero muy poco en la manera de rebatirlo.

Corralba tuvo con 15 años un accidente casero, y volcó sobre su hermano de 8 una cazuela con agua hirviendo. El pobre chaval murió antes de llegar al hospital. Sus padres nunca dejaron de odiarle por aquello, y dos años después se escapó de casa. Consiguió sobrevivir de mala manera trapicheando, hasta que un día le dejó a deber demasiado dinero a alguien. Medio muerto en el hospital empezó a pensar en quitarse de la cocaína y rehacer su vida. Volvió a salir con una antigua novia y poco tiempo después se casaron. A los tres meses nacieron sus gemelos. Todo iría bien si no estuviera enganchado, si no la odiase, si no los odiase a ellos... si no se odiase a sí mismo.

Creo, Corralba, que simplemente has tenido mala suerte. Ese coche tenía que haberte atropellado hace mucho tiempo.

10 pastelitos:

Blogger Marion Etta said...

Es facil pensar que corralba solo es una victima de las circustancias y de su conformidad apoyada en su fragil filosofia de la vida. Pero es que acaso todos los chavales que se emborrachan fin de semana tras fin de semana no tienen la misma filosofia? Pasarlo bien ahora, pues mañana podrias estar muerto. En el mundo hay 2 tipos de personas, los que trabajan para sus hijos dia y noche y nunca disfrutan ni disfrutaran de la vida, y los que son como corralba.
Por cierto, mucho mejor los comentarios en ventana emergente, mas cómodo, o quizás es que ya estoy acostumbrado.

mayo 24, 2006 6:30 p. m.  
Blogger Ea! said...

Me he topado con cientos de Corralbas.
Son esos idiotas que se pasan el día diciendo: "Carpe Diem".
Sí es que una filosofía de vida que se apoye en dos palabras...ni es filosofía ni es nada.

mayo 25, 2006 9:11 a. m.  
Blogger Vemga said...

hola, no te he entendido lo del coche, no se cuando le atropella, pero por lo demas estoy de acuerdo con las opiniones aqui vertidas.

mayo 26, 2006 11:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Puff, puff

mayo 26, 2006 9:48 p. m.  
Blogger El Cremero said...

cucufate: frágil filosofía... yo más bien diría filosofía barata, que no tiene por qué ser frágil.

ea!: lo peor es afirmar. Las afirmaciones me sientan como puños en el ano.

vemga: el coche no le pilla nunca. Eso quisiera él.

noemí: totalmente de acuerdo.

mayo 27, 2006 1:58 p. m.  
Blogger Bito said...

Vaya... una historia jodidilla la de tu compañero de clase, desde luego, aunque realmente nada tenga que ver con su adolescente y por supuesto nada meditada filosofía de la vida. A los 15 años esas subnormalidades - o peores - las soltamos todos, solo que suerte tenemos de que no queden en la memoria o en el papel de nadie, pero no creo que el muchacho, de no haber tenido tan mala suerte, de no haber volcado el agua, de no haber cargado con una culpa maldita... hubiese seguido pensando eso a los 25. Posiblemente el chico se odie, seguro, pero no debe ser muy dificil si a los 15 años te cuelgan la muerte de tu hermano y, lo peor de todo, es que sea cierto.

En fin, cada persona es un mundo, desde luego, y es imposible, por mucho que queramos, ponernos en la piel de nadie y no ya juzgarlos, sino simplemente entenderlos.

junio 02, 2006 8:53 p. m.  
Blogger El Cremero said...

Sí, sí. Y hay cosas peores, como quien pretende entender a los demás sin llegar a entenderse a sí mismo en, al menos, la misma medida.

Lo de juzgar lo dejo para los que se creen que pueden hacerlo. Yo lo único que hago es dar consejos que realmente yo mismo necesito.

Y ya tengo bastante.

junio 05, 2006 12:01 a. m.  
Blogger Bito said...

¿entenderse a uno mismo? ¿pero eso no era una leyenda urbana?

junio 05, 2006 9:23 p. m.  
Blogger El Cremero said...

Por supuesto, pero yo no hablo en términos absolutos. Hablo más bien de equitatividad en lo difuso: uno debe intentar entender a los demás "al menos en la misma medida" en que trata de entenderse a uno mismo.

junio 06, 2006 12:04 a. m.  
Blogger Isabel said...

Uf, qué duro. La gente y sus circunstancias. De vez en cuando hay alguien que logra sobreponerse a ellas pero... Es tan complicado...

Un besote

junio 20, 2006 12:16 a. m.  

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